Basado en el número 27 de la colección Oncovida, titulado “Medicina integrativa”, publicado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
Como consecuencia de su enfermedad o como acontecimientos adversos de los tratamientos, los pacientes oncológicos a menudo sufren síntomas como náuseas y vómitos, fatiga, anemia o disminución del apetito, que afectan a su bienestar físico y mental. Para mejorar la calidad de vida de los pacientes oncológicos es importante conocer algunos cuidados complementarios que pueden ayudar a prevenir y tratar estas manifestaciones, de forma que el manejo del cáncer sea lo más llevadero posible.
En este contexto, surge la medicina integrativa, que combina la medicina convencional científico-tecnológica –medicina de la evidencia– con prácticas de medicinas complementarias, con el objetivo de aportar una atención y un tratamiento más completo a los pacientes. La medicina integrativa considera todos los aspectos del paciente: físicos, psicológicos y sociales.
Las terapias complementarias permiten el control sintomático y no deben reemplazar a los tratamientos convencionales, sino integrarse en el abordaje holístico del cáncer. Además, su uso no está exento de riesgos, y debe ser consultado a un médico previamente, para asegurar que no existen interacciones entre ellas ni con el tratamiento convencional.
Se estima que el 30-60% de los pacientes consulta a su médico sobre este tipo de terapias y que alrededor de un 25-30% de los pacientes en tratamiento oncológico utiliza alguna terapia complementaria y/o integrativa para paliar los síntomas producidos por el cáncer o los tratamientos. Actualmente, existe una amplia variedad de terapias alternativas, que se agrupan principalmente en: 1) plantas medicinales, 2) vitaminas, minerales y suplementos nutricionales y 3) otras terapias.
Las plantas medicinales -administradas por vía oral en forma de jarabes, comprimidos o infusiones o como lociones para uso tópico- permiten aliviar numerosos síntomas: náuseas y vómitos (hinojo, jengibre, manzanilla o melisa); fatiga (ginseng, onagra o avena); dermatitis y sequedad de la piel (aloe vera, rooibos o tomillo) y disminución del apetito o pérdida de peso (achicoria, alcachofera, alfalfa y laurel). Además, se pueden utilizar para contrarrestar los efectos de la anemia (alfalfa, cola de caballo, perejil o equinácea) y la prevención de infecciones (arándanos, rooibos y tomillo).
Los suplementos nutricionales y el aporte de vitaminas y minerales previenen o corrigen una posible malnutrición o déficit nutricional, disminuyen los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos y pueden mejorar la respuesta a dichos tratamientos.
Las otras terapias incluyen a su vez sistemas integrales o completos (homeopatía, acupuntura), prácticas de manipulación (osteopatía, reflexología, aromaterapia), técnicas de la mente y el cuerpo (yoga, meditación, musicoterapia) y técnicas sobre la base de la energía (terapia biomagnética, reiki, qi-gong).
Cabe destacar que sólo algunas terapias complementarias han demostrado su eficacia en situaciones clínicas concretas aplicando métodos científicos. Sin embargo, esta falta de información no se debe considerar un sinónimo de ineficacia, ya que muchos pacientes refieren cierta mejoría de los síntomas o de su calidad de vida, al aplicar estas terapias complementarias (1).
De hecho, en los últimos años, se ha observado un uso creciente de la medicina integrativa en todo el mundo. En este sentido, la Sociedad Española de Salud y Medicina Integrativa (SESMI) y la Sociedad Europea de Medicina Integrativa (ESIM) han organizado el 12º Congreso de Medicina Integrativa, que ha tenido lugar en Barcelona, del 13 al 15 de septiembre. Este encuentro de profesionales de la salud, tanto de la medicina convencional, como del campo de las terapias complementarias, permitirá intercambiar conocimientos y experiencias, con el objetivo de mejorar el manejo terapéutico global de los pacientes.
En definitiva, la medicina integrativa constituye un modelo beneficioso para el abordaje holístico del cáncer, que incide en los aspectos físicos, psicológicos y sociales de los pacientes oncológicos, y que puede mejorar su respuesta a los tratamientos convencionales y su calidad de vida.
1 Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. Nota resumen informe terapias naturales. 2011. https://www.mscbs.gob.es/novedades/docs/analisisSituacionTNatu.pdf