El cáncer: un asunto de salud pública mundial
Hablar de cáncer hoy en día, es hablar de un importante desafío de salud pública no sólo en España, sino también a nivel mundial. Hoy en día el cáncer es la principal causa de muerte. Las previsiones indican que esta tendencia se irá agravando cada año, dado que la incidencia se incrementa paulatinamente. Las estimaciones realizadas por la Organización Mundial de la Salud son impactantes y prevén que en 2035 habrá 19 millones de nuevos casos de cáncer y cerca de 11 millones de muertes por esta causa.
Enfocándonos en España, más de 200.000 habitantes han sido diagnosticados de cáncer en el último año, incluso la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), advierte de que en 2015 los nuevos casos de cáncer ya superaron las estimaciones realizadas para 2020. Por todo ello, el Sistema Nacional de Salud (SNS) español, necesita afrontar de manera óptima este problema de salud que constituye la tercera causa de ingreso hospitalario (más de 3,5 millones en 2015) y, a su vez, genera un gran consumo de recursos sanitarios y económicos.
Más allá del impacto económico, el cáncer supone también un sustancial impacto para la sociedad, generando una importante carga física, psicológica y emocional para los pacientes y sus familias, siendo, generalmente los familiares, quienes invierten una ingente cantidad de horas de cuidados denominados ‘informales’, teniendo que ausentarse frecuentemente de su trabajo e incluso teniendo que dejar de trabajar.
La detección precoz como herramienta de prevención.
Por ello la pregunta clave sería: ¿se podría reducir la incidencia del cáncer? En primer lugar, como bien se sabe, es imprescindible reducir o mejorar ciertos hábitos de vida, como el tabaquismo, el sedentarismo o la alimentación poco saludable, lo que reduciría la incidencia de esta enfermedad. Pero quizás, la parte más importante en el abordaje de esta patología, es la detección precoz, que resulta ser una herramienta de prevención muy efectiva. Revisiones regulares y sistemáticas pueden detectar la enfermedad de forma temprana, reduciendo significativamente la mortalidad por cáncer y mejorando la calidad de vida de los pacientes.
En 2003, el Consejo de la Unión Europea (UE) había emitido una serie de recomendaciones en las que se establecían los principios de las mejores prácticas en la detección temprana del cáncer, que instaban a todos los países de la UE a implementar programas nacionales de cribado poblacional para el cáncer de mama, cervical y colorrectal. En nuestro país se han seguido estas recomendaciones y actualmente se realizan de forma sistemática cribados en cáncer de mama, colorrectal, cérvix, próstata y pulmón, todas ellas, intervenciones que han demostrado ser eficientes en las poblaciones adecuadas.
Si hablamos de cifras de prevalencia del cáncer en España, los tipos más frecuentes son: cáncer de mama (104.405), cáncer de próstata (101.781), cáncer colorrectal (89.635), cáncer de vejiga (46.936) y cáncer de pulmón (27.347). No obstante, no deberíamos olvidar otro tipo de cánceres como el cáncer de hígado, páncreas u ovario que, a pesar de ser menos prevalentes, suponen una importante carga económica tanto para el Sistema Nacional de Salud como para la sociedad en su conjunto. Razón de peso para seguir avanzando en la lucha contra el cáncer, ampliando los programas de detección precoz a más tipos de cánceres.
Por ejemplo, en un estudio recientemente publicado por Weber, The OvarCost Study, se observa que el cáncer de ovario puede suponer una carga económica de más de 3.000 millones de euros en 10 años, representado el 24,3% los cuidados informales. El coste promedio se incrementa desde los 8.641 € por paciente al año en el estadio I a los 42.547€ en el estadio IV. Lo que hace pensar que, incluso en cánceres menos prevalentes, la inversión en mejores técnicas de diagnóstico precoz podría suponer una reducción sustancial de la carga económica, al evitar costes de estadios avanzados y aumentar la supervivencia libre de progresión y la calidad de vida de las pacientes.
España está en el camino correcto para reducir el riesgo del cáncer y conseguir un Sistema Nacional de Salud más eficiente. Es necesario seguir promoviendo los hábitos saludables y la prevención con medidas de salud coste-efectivas que permitan identificar nuevos casos de cáncer en las primeras etapas de desarrollo. Por ello, sería deseable que los economistas de la salud continuasemos desarrollando evaluaciones económicas con miras más amplias.