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COVID-19: Reflexiones desde la salud pública y la evaluación económica. Livestream con expertos

COVID-19: Reflexiones desde la salud pública y la evaluación económica. Livestream con expertos 768 320 Weber

El pasado 17 de junio, con el objetivo de intercambiar reflexiones en torno a la epidemia de COVID-19 desde la perspectiva de la salud pública y la evaluación económica de políticas sanitarias, la Fundación Weber organizó un encuentro en Livestream con expertos en estos temas. Este encuentro digital, patrocinado por MSD, fue moderado por Álvaro Hidalgo Vega, presidente de la Fundación Weber y profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), y reunió a tres especialistas en el sector de la economía y la salud pública: Juan Oliva Moreno, economista de la salud, catedrático del departamento de Análisis Económico y Finanzas de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UCLM; Ildefonso Hernández Aguado, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública y director del Departamento de Salud Pública, Historia de la Ciencia y Ginecología de la Universidad Miguel Hernández, en Elche, y doctor en Gobierno y Administración Pública por la Universidad Complutense de Madrid; y Salvador Peiró Moreno, doctor en Medicina, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, e investigador en la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (FISABIO).

Esta mesa redonda virtual se articuló a partir de tres principales ejes de interés: 1) retos de futuro en epidemiología y salud pública, 2) impacto social y económico de la pandemia, y 3) vacunación: financiación basada en el valor de la innovación y uso de la evaluación económica. El encuentro contó con la asistencia virtual de un público constituido en su mayoría por personal sanitario y de gestión, interesado en temas de economía de la salud y evaluación económica, que pudo enviar preguntas escritas y comentarios en directo a través de la plataforma interactiva por la que tuvo lugar esta reunión.

Al inicio de la sesión, Alvaro Hidalgo pidió a los expertos su opinión sobre los aspectos más destacables que ha vivido España a lo largo de la epidemia por COVID-19. Juan Oliva señaló el fin de la seguridad sanitaria en la que antes habíamos vivido y la incertidumbre que de pronto sobrevino en el Sistema Nacional de Salud (SNS), mientras que Salvador Peiró apuntó a la necesidad de replantear el modelo de atención sociosanitaria, en concreto, replantear la relación entre el sistema sanitario y las residencias. Por su parte, Ildefonso Hernández puso el foco en una mala interpretación inicial de la letalidad del virus, que hizo que se subestimara su posible impacto, y en la precariedad global de la política actual en salud pública, que oscurece las verdaderas necesidades que tenemos para ver beneficios en el largo plazo, como la inversión en investigación.

  • Retos de futuro en epidemiología y salud pública

Los expertos coincidieron en que existe gran incertidumbre en torno a la probabilidad de rebrotes tras el desconfinamiento. Ildefonso Hernández señaló que nuestra capacidad de medir la inmunidad de la población es aún precaria, y es menester mantener el foco en la atención preventiva debido a la gran cantidad de personas que quedan por infectarse en nuestro país y la peligrosidad que puede conllevar una cadena de personas asintomáticas, difícilmente detectable. Salvador Peiró apuntó que cada epidemia es diferente, y que a estas alturas aún no conocemos el porcentaje de infectados al que tenemos que llegar para obtener inmunidad de rebaño. Resaltó la importancia de mantener la presión sobre la transmisión, es decir, no abandonar las prácticas de aislamiento, distancia de seguridad, uso de mascarilla y lavado de manos, como las principales medidas de prevención. Peiró comentó que, a pesar de que nuestro país estará más preparado a nivel clínico, epidemiológico y de conocimientos para hacer frente a una segunda ola de la epidemia, si la hubiese, esto no será suficiente si no se hace un estudio detallado del riesgo de infección ante la aparición de nuevos brotes vayan aconteciendo a nivel nacional, con el objetivo de conocer todos los caminos para enfrentar la epidemia de la mejor manera posible. Oliva, apuntó que, en caso de un rebrote, lo ya aprendido debe ayudar a realizar mejores intervenciones, por ejemplo, dotar de suficientes equipos de protección al personal sanitario y de suficientes respiradores a las unidades de cuidados intensivos. Es necesaria una estrategia de actuación que contemple el refuerzo del sistema de vigilancia, para poder identificar a tiempo a las personas infectadas y a sus contactos más cercanos, y aislarlos, en lugar de esperar a que ellos vengan al centro sanitario.

  • Impacto social y económico

El impacto de la mortalidad ha sido especialmente fuerte en las residencias de mayores, en las que han sucedido dos de cada tres muertes. Partiendo de la base de que, en palabras de Juan Oliva, “este sector ya tenía problemas previos importantes”; los expertos invitaron a reflexionar acerca de cómo debemos dotar a las residencias de recursos suficientes para poder atender de manera óptima a este colectivo de la población, que es vulnerable y tiene limitaciones de autonomía. Oliva apuntó que no se trata de medicalizar las residencias, sino de invertir en mecanismos de coordinación eficientes con el sistema sanitario. Señaló que la preocupación por tener una mejor coordinación entre los servicios sanitarios y los sociales ha sido un tema de interés en muchas Comunidades Autónomas, pero hasta la fecha no se ha dado un paso más al respecto. Actualmente, a raíz de las cifras de fallecidos que vivían en residencias, es momento de volver a replantearse esta situación. Peiró sugirió reforzar el control de la transmisión del COVID-19 con medidas como la realización de pruebas diagnósticas tipo PCR a los trabajadores y las visitas, la formación de todos los profesionales del centro y la creación de cauces de comunicación, puentes y mecanismos de coordinación logística entre los servicios sanitarios y las residencias de mayores. Por su parte, Oliva sostuvo que “el reto es asegurar que las personas que viven en residencias reciban los mismos servicios sanitarios que aquellas que habitan en hogares familiares”. Para ello, es necesario repensar el sistema de planificación de servicios de manera conjunta entre el sector sanitario y los servicios sociales.

Los tres expertos coincidieron en que esta situación epidemiológica ha supuesto un duro golpe para la economía, sin precedentes en tiempos de paz, con un importante cese de la actividad económica global. Juan Oliva señaló que la crisis económica será larga, y la caída en el Producto Interior Bruto (que el Banco de España estima será entre el 9 y el 15%) traerá consecuencias negativas significativas en el mercado laboral. El economista recordó que España cerró el 2019 con una tasa de desempleo del 14%, una variable que aún no se había recuperado desde la crisis del 2008. El día de hoy el paro alcanza el 18%, y se prevé que se mantenga en este nivel durante el 2021 y que no comience a disminuir hasta el 2022. La recuperación de la economía estará condicionada por la fuerza de los posibles rebrotes de la epidemia, y por la magnitud del respaldo a la deuda pública que el Banco Central Europeo otorgue a España. Oliva mencionó el fondo de recuperación denominado Next Generation EU que la Comisión Europea ha creado como instrumento de recuperación, dotado de 150 mil millones de Euros. Sin embargo, el experto señaló que dicho fondo no puede utilizarse hasta principios de 2021 y que, en su opinión, seguramente se enfocará a impulsar la transición digital y ecológica en Europa. Aún no existen fondos de ayudas directas a familias, con lo que el escenario que enfrentaremos en los próximos meses será complejo.

  • Vacunación: financiación basada en el valor de la innovación y uso de la evaluación económica

Ante la pregunta planteada por Hidalgo de si la evaluación económica (EE) tradicional sería una herramienta adecuada para fundamentar la financiación de una futura vacuna contra el coronavirus, Oliva aclaró que, aunque se trata de una herramienta muy útil para tomar decisiones a nivel microeconómico, pues permite elegir alternativas terapéuticas con un mejor balance entre costes y resultados en salud, en el caso de una vacuna contra el coronavirus la EE no sería funcional, debido a que el coste de la vacunación universal sería prácticamente inasequible. Como ejemplo, explicó que, si se decidiese vacunar a toda la población con una dosis inicial y otra de recuerdo a un precio de 125 Euros por dosis, el coste total de la vacunación sería de 12 mil millones de Euros, lo cual equivale al presupuesto anual de la Atención Primaria en nuestro país. Un precio extremo de 800 Euros por dosis conllevaría a un gasto total equivalente al presupuesto entero del SNS. La EE es una herramienta útil para dar respuestas a nivel de microdecisión, pero no para analizar las decisiones sobre financiación de carácter macroeconómico. Por lo tanto, una financiación de la vacuna basada en el valor de la innovación que esta supondría sería mucho más efectiva que una EE.

En cuanto a la financiación de una futura vacuna, Oliva apuntó que debería realizarse mediante la creación de un fondo global para comprarla entre varios países, y que se otorgue una patente al laboratorio que ofrezca una vacuna con altas dosis de seguridad y efectividad. Bajo un esquema de este tipo, los países establecerían acuerdos de producción con empresas públicas y privadas. “Lo ideal sería ser capaces de articular y coordinar los mecanismos de producción entre los distintos países” comentó el economista de la salud. En su opinión, si esto no es posible, tampoco lo será vacunar a toda la población, y habrá que establecer grupos prioritarios de vacunación con base en criterios de riesgo de contagio y de vulnerabilidad. Peiró coincidió en que cualquier estrategia de vacunación dependerá de la efectividad de las vacunas, y señaló que caben escenarios en los que la vacunación no sea necesaria o relevante para toda la población. Por su parte, Hernández señaló que un plan de vacunación debe también tener en cuenta el potencial daño de la vacuna sobre la población y agregó que, si este virus mutase y se volviese menos agresivo, la necesidad de vacunación disminuiría significativamente, lo que facilitaría su financiación.

Para cerrar este tema, Oliva señaló que antes de la pandemia los economistas de la salud ya debatían acerca de cómo ligar la financiación de políticas sanitarias y de medicamentos al valor de la innovación. Aseguró que, aunque durante esta crisis muchos temas de la agenda sanitaria quedaron relegados a un segundo plano, la financiación ligada al valor sigue estando sobre la agenda y que, a la luz de los acontecimientos provocados por el COVID-19, ha cobrado aún más fuerza.

Conclusiones

Para concluir el evento, Hidalgo pidió a los expertos destacar los elementos esenciales a tener en cuenta en el futuro próximo para una adecuada salida de la crisis. Peiró puso el acento en la necesidad de gastar el presupuesto sanitario mejor que antes, y de agilizar la administración pública en el área de la prestación de servicios, la estimulación de la economía y la innovación en el sector sanitario. Hernández, por su parte, opinó que la versatilidad demostrada en el sector sanitario debe continuar y profundizarse, ya que ha surgido como uno de los aspectos más loables de esta situación de emergencia. “El foco debe ahora pasarse a la Atención Primaria (AP) y acentuar la colaboración con los hospitales a través de las interconsultas”, opinó el especialista en medicina preventiva y salud pública. En su opinión, “el sistema sanitario ganaría mucho si se le otorgase un papel más importante a la AP, ya que todas las piezas que conforman la atención sanitaria son importantes”. Peiró apuntó que la mejora en los sistemas de información también ha sido clave en la pandemia, y que se necesita mejorar la coordinación de dichos sistemas entre la AP y la atención hospitalaria. “La sanidad siempre se ha mostrado sensible a la innovación tecnológica y resistente a cambios organizativos, pero ahora es necesario realizar estos cambios, ya que entre el 20 y el 25% de las actividades del sector son de bajo valor para el paciente. Habrá que vencer la rigidez del sistema e incorporar el espíritu actual de flexibilidad en el día a día para atender mejor a la población”, opinó este investigador.

En la visión de Oliva, es imprescindible analizar los problemas estructurales del SNS y su desarrollo en el tiempo. Señaló que las crisis suelen ser asimétricas y conllevar un crecimiento de las desigualdades sociales. “Aún si el gasto sanitario crece, hay otras políticas públicas necesarias que no se deben desatender. Para ello es necesario conseguir un resurgimiento de la economía en 2021”, comentó.

Entre las últimas reflexiones y puntos de vista aportados por los profesionales participantes en este encuentro, destacaron tres conceptos principales: la importancia del tiempo, clave a la hora de tomar decisiones y anticiparse a futuros brotes de la epidemia; el protocolo de actuación en el momento en el que se detecta un primer caso, y el protocolo de información a todos los niveles (macro, meso y micro), que incluye la colaboración interconsulta entre AP y atención hospitalaria, cuidando la comunicación y las herramientas con las que los profesionales trabajan, y la información que se provee a los medios. Coincidieron en que existen muchos relatos de tragedia, pero se necesita que los relatos de éxito también se cuenten para conocer qué medidas y actuaciones sí han funcionado y seguir trabajando en ello de cara al futuro.

Los expertos se despidieron aludiendo a la necesidad de trabajar en un servicio nacional de salud que sea flexible, adaptable, con capacidad de innovar y en el que los profesionales sanitarios estén implicados en la toma de decisiones, para enfrentar las crisis que puedan llegar a surgir en el futuro con mucho mejores armas.

Vídeo resumenhttps://vimeo.com/445188924 

Vídeo completo del encuentro: Contactar con marta.mendez@weber.org.es